ASOCIACION AMIGOS DE GUAPOY

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La Aldea Guapoy, es una de las 116 aldeas mbya guaranies que existen hoy en la Provincia de Misiones, Argentina. Aguyjevete! es un Saludo Religioso Guaraní. Se levantan las manos hacia el cielo. Es un pedido de bienestar corporal y espiritual en Lengua Mbya Guaraní...

domingo, 24 de mayo de 2009

La masacre de Rincón Bomba

“La masacre de Rincón Bomba no existió para el periodismo local”
Orlando Van Bredam reside hace mucho años en El Colorado, Formosa, su nacimiento nos remonta a la localidad de Villa San Marcial, Entre Ríos. Actualmente es profesor de Teoría y Crítica Literaria de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Formosa. Hace un tiempo atrás escribió Rincón Bomba, una novela que narra la matanza del pueblo aborigen ocurrida en dicha provincia. “Me sorprendió y me sigue sorprendiendo, que después de vivir treinta y cuatro años en Formosa, nadie me haya hablado de Rincón Bomba. ¿Cómo llamar a esto? ¿Olvido? ¿Complicidad?”.
Van Bredam es portador de una sonrisa que parece inocente, es amable, atento, también confiable. En declaraciones a un revista chaqueña manifestó que en El Colorado se enamoró y fundó una familia que es lo mejor que tiene. “Mis hijos ya se han ido del pueblo, pero yo sigo siendo fiel a este espacio que me ha llenado de cosas buenas”.
En la charla hablamos entre otras cosas de su novela La música en que flotamos y su visión de los medios de prensa de Formosa. Antes de entrar en este diálogo por la vida del escritor, nos detenemos a nombrar simplemente alguna de sus obras: Los cielos diferentes (premio Fray Mocho 1982 de poesía), De mi legajo (Premio nacional José Pedroni en poesía, 1999), Las armas que carga el diablo (minificciones, seleccionado para su publicación por Fundación Antorchas, 1996), Si el trabajo es salud… (teatro, seleccionado para la muestra nacional de 1994), Colgado de los tobillos (novela, 2001), Nada bueno bajo el sol (novela, 2003), Teoría del desamparo (Premio Emecé 2007) y Rincón Bomba, lectura de una matanza (novela, 2008).
– En un fragmento de la novela “La música en que flotamos” dice “lo habían conocido siempre como el profe de literatura, el escritor local, el gran distraído, el hombre confiable”. ¿Esa es la mirada que tienen los coloradenses sobre Usted?
En primer lugar, tendríamos que admitir que el protagonista innominado de la novela es también el autor, que la historia es autobiográfica. Sin embargo, cuando uno escribe utiliza su propia experiencia y también una gran dosis de mentiras. Sin embargo, es verdad que siempre he sentido que ésta es la percepción que han tenido los coloradenses de mi persona a través del tiempo o la que me gustaría que tuvieran. Lo de confiable no siempre ha funcionado conmigo, pero sí con el personaje de la novela.
¿Es el mismo hombre confiable que realizó una vez un discurso frente al gobernador de Formosa – Isfran Gildo – denunciando la falta de políticas educativas en la Provincia?
No recuerdo haber dicho precisamente eso, pero sí me acuerdo de haberme sentido muy defraudado por un Ministro de Educación que cerró intempestivamente, sin ningún tipo de argumento válido, el Profesorado en Lengua y Literatura que teníamos en El Colorado y de ese modo le quitó a los jóvenes la posibilidad de seguir estudiando. Viajé a Formosa para pedirle explicaciones pero no me atendió. Me sentí tan frustrado que éste fue uno de los motivos de mi renuncia como director al Instituto de Formación Docente y posterior jubilación.
Me han contado que en aquella oportunidad usted manifestó una frase muy concreta –“Dios nos es argentino, Dios no es formoseño, Dios no es coloradense”.
Esa frase la dije pero en alusión a que no debíamos esperar todo de Dios sino de nosotros mismos, porque es muy común entre los argentinos decir que Dios es argentino y por eso creemos que todo debemos pedírselo o exigírselo a él. Sucede que a veces la gente interpreta lo que quiere interpretar, nunca imaginé que pensarían que con la palabra Dios me refería a Insfrán, de ninguna manera, es demasiado atribuirle a un pobre mortal tanta responsabilidad. Sucede que los formoseños le han dado tanto poder y son tan sumisos que parece que como Dios está en todas partes.
Rincón Bomba
¿Cómo escritor, se siente más cómodo con la realidad o la ficción?
Como escritor, obviamente que la ficción es mi ámbito natural, en él canalizo mis obsesiones, mis miedos, mis deseos inconscientes. Sin embargo, sin el apoyo de la realidad, que me brinda los afectos, los temas de mis historias y el diálogo con la gente, no podría escribir nada. Son dos mundos diferentes, no siempre cómodos, pero sí necesarios.
¿Lee los diarios de Formosa, cómo ve la realidad de la prensa de su provincia? Hay un juego de palabras muy directas en su libro “Rincón Bomba”.
La prensa de Formosa, al menos la más leída, adolece de sentido crítico de la realidad. Cambia de humor según los beneficios que reciba del poder. Esto ha sucedido siempre y por distintos motivos. El silencio, la omisión, se han practicado siempre. La masacre de “Rincón Bomba” no apareció en ningún diario formoseño de entonces, no existió para el periodismo local.
¿Encontró en la prensa justamente la luz o un disparador para su novela de Rincón Bomba? ¿Dónde estuvo el motor?
Sí, la ausencia de noticias acerca de esa matanza fue el motor de la novela, más que el episodio en sí. Me sorprendió y me sigue sorprendiendo, que después de vivir treinta y cuatro años en Formosa, nadie me haya hablado de Rincón Bomba. ¿Cómo llamar a esto? ¿Olvido? ¿Complicidad?
¿Por qué definió escribir una novela sobre la masacre y no un ensayo o un cuento?
Es lo que me salió, una novela. No me considero un ensayista y como cuento no me satisfacía. La novela me permitió crear caracteres, discutir ideas, hacer hablar a los protagonistas, dialogar con otros textos literarios o no. En fin, reunir desde la ficción un conjunto de expresiones sobre lo que significan la memoria y el olvido.
– La documentación sobre la masacre es muy escasa, ¿esto lo liberó o lo condiciono en la trama de la novela? ¿Por qué?
Me liberó. Me permitió inventar lo que no se sabía, lo que estaba en dudas. Me permitió articular la escasa información con mis propias presunciones. Esta suele ser la manera con que trabajo todas mis novelas: una dosis de verdad y otra de ficción (que no necesariamente es una mentira, si no otra manera de decir la verdad). La ficción no miente porque no sustituye lo que se sabe, sólo presupone. Por eso, Rincón Bomba es antes que nada una metáfora sobre el olvido.
¿La postura de narrador – lector le sentó bien, es algo que ya había experimentado? ¿Lo hizo sentirse más partícipe o al contrario, tomó distancia de la historia?
Hasta ese momento no había utilizado nunca este punto de vista. Surgió en las primeras páginas, cuando me propuse inconscientemente atarme todo lo posible a la información hallada y a otros textos que pudieran dialogar con esta información sobre la masacre. Esta decisión de utilizar un narrador - lector me llevó a tomar distancia de los hechos, a buscar ese efecto de extrañamiento que pedía Bertold Brecht frente a la historia, esa manera de no involucrarse afectivamente y poder evaluar mejor lo narrado. Sin embargo, al final, no pude evitar contaminarme con los tics del escritor, porque pienso que contar una matanza de estas características tan perversas no deja inmune al autor. Al menos conmigo, no fue así.
por paulo ferreyra
paulo@sapukai.com.ar
ORLANDO VAN BREDAM, OTRO ESCRITOR, QUE COMO OSVALDO BAYER O MARCELO VALKO, LO HACE SOBRE LAS INJUSTICIAS Y MATANZAS DE PUEBLOS ORIGINARIOS EN DISTINTAS EPOCAS DE NUESTRO PAIS. ADEMAS, QUEREMOS DESTACAR QUE ESTUDIO EL PREFESORADO DE LITERATURA EN LA ESCUELA NORMAL MARIANO MORENO DE CONCEPCION DEL URUGUAY, Y FUE MI PRACTICANTE DE LITERATURA, Y COMO LE COMENTE A EL, EL QUE ME ENSEÑO A LEER A BORGES!...GRACIAS A UN REPORTAJE DE NUESTRO AMIGO PAULO FERREYRA DE CORRIENTES, PUBLICADA EN SU PORTAL SAPUKAI, HEMOS RETOMADO EL CONTACTO CON ORLANDO, Y CREI QUE ERA NECESARIO DIFUNDIR ESTE REPORTAJE.
AGUYJEVETE!!!

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