MISIONES – ARGENTINA 520 años después
Con la desaparición de los montes, se muere la cultura originaria. Una triste categoría de desaparecidos se suma a la trágica historia argentina. Los desaparecidos culturales…
Primer “Informe de la Situación”: Lobos y corderos
Tenemos que ser cuidadosos, compañero. Curiosamente, la selva que pisamos está llena de lobos disfrazados de corderos. Ambas especies no existían antes de que llegásemos los blancos a la vida de los mbya. Son especies exóticas. Y aunque la primera es más voraz, las dos son extrañas y destruyen la naturaleza originaria.
Nosotros, los que decidimos acompañar proyectos que van contra la dependencia, tenemos que ser buenos para que no nos confundan con los lobos, pero no “demasiado buenos” al punto de que nos devoren como a los ingenuos corderos. Hay mucha traición sembrada entre el pueblo indígena; sueldos y favores que provienen de quienes manipulan su organización interna, por diversas razones sobre las que siempre predomina la codicia de dinero y de dominación. Así es como se explica que en el último quinquenio se hayan duplicado las comunidades aborígenes en la provincia –de 50 a 100, por lo menos- y por lo tanto haya crecido la cantidad de caciques que se reparte el poder, a favor y en contra de organismos que han demostrado ser una máquina de oprimir más que una herramienta política para atender sus derechos y lograr un desarrollo responsable.
Lo curioso es que a estos personajes, más cercanos a un “Cortés” que a funcionarios de un gobierno democrático, se los suele escuchar hablar de derechos humanos. Y hasta de “liberación” se les ocurre hablar, atrevidamente. La realidad es que actúan en la clandestinidad, al igual que los grupos de tareas de la dictadura, con absoluta impunidad. A la trágica historia argentina, le suman una categoría más de desaparecidos, los desaparecidos culturales.
¿Cómo operan estos corteses modernos? Si un cacique no les sirve siembran discordia y conflictos desde afuera. Le restan apoyo con los planes o le quitan otros beneficios mediante un manejo discriminatorio que, a la corta o a la larga, dependiendo de la salud espiritual de la comunidad y de su resistencia a la desatención oficial y al atropello a sus derechos, termina debilitando el liderazgo genuino e instalando el clima propicio para “armar una asamblea” y reemplazar al desobediente por un nuevo acólito del poder de turno, otra víctima, pero calificada por el vínculo agravante de la traición (esto ha sido así, con matices de perversidad más o menos acentuada, en todos los gobiernos que he conocido desde que tengo uso de razón democrática).
Estos mecanismos se usan para dividir el reino y, por supuesto, para reinar. Pero esta claro que no reina el soberano indígena, sino el mismo usurpador -“con fuego en las manos y cubierto de metal”- que no acaba de desembarcar desde 1492.
Los responsables no dan la cara. Usan a una corte de traidores asalariados, que bajan la cabeza y obedecen por temor a perder las migajas que deja caer el patrón. Sin embargo ellos saben que ese presupuesto les pertenece y que debe ser destinado a atender –y satisfacer- sus derechos y no a profundizar su dependencia.
Hace mucho tiempo, cuando los mbya comenzaban a mostrar su creciente pobreza a la vera de los mismos caminos por los que se llevaban su yerba mate y maderas silvestres, Eva Perón decía que “donde existe una necesidad nace un derecho”. Sesenta años después el pequeño gran mundo indígena es un muestrario de necesidades y derechos vulnerados.
Incluso las estrategias de dominación evolucionaron. Han llegado en la actualidad a promover la división de los propios territorios indígenas, creando dentro de estas reducciones modernas que llaman “reservas” otros asentamientos, enfrentando a los líderes naturales entre sí, pagándoles incluso “una platita” –siempre monedas- para sostener la insurrección. El efecto de estas maniobras ladinas es demoledor; con el aumento de la densidad poblacional no solo provocan más hacinamiento; profundizan también la confusión y la impotencia de quienes lo están perdiendo todo y ahora, negándoles el derecho a más “tierras aptas y suficientes” y fragmentando las ya inaptas e insuficientes, están condenados a vivir en una selva degenerada, entre cuatro paredes de indiferencia. O a desaparecer como cultura.
Los verdaderos dueños de la tierra, debe saberse, no tienen ya donde caerse muertos.
Lastimosamente, esta manera de actuar no es exclusiva de los gobiernos. Existen diversas organizaciones que, consciente o inconscientemente; incluso diciéndose “en la otra vereda” de esta historia, son funcionales a esa opresión y colaboran con el sistema que parece haberse propuesto la eliminación de esta cultura primigenia. Lo hacen sosteniendo argumentos radicales insólitos, como por ejemplo que “a los hermanos indígenas se los debe dejar vivir en paz, como siempre vivieron”. Se olvidan que las “molestias” comenzaron hace 520 años y que el despojo no se detuvo jamás. E incluso ahora, mientras leemos estas líneas, hay selvas devastándose en la región guaraní.
Duele cuando estas organizaciones se miran al espejo y colocan en otras espaldas las responsabilidades. Cuando deberían trabajar todas juntas, si en realidad creen en la liberación, para vencer a este maldito brazo criminal de la historia.
Afortunadamente son muchos también los buenos políticos. Los que piensan en el bien común, como dice mi maestro don Joaquín. Esos sabrán entender que mis palabras no le comprenden. O, en todo caso, son apenas otro toque de alarma para los verdaderos demócratas le pongan fin a este saqueo.
No desespere compañero. Que como dice el Víctor: “quiero aclarar, que aunque el daño es grave bien pudiera ser, que podamos salvar todo el trigo joven, si actuamos con fe y celeridad”.
Éste es, che angIrû, mi primer ”informe de la situación”.
Y te agradezco chamigo que me ayudes a hacerlo visible.
Aguyjevete, Claudio
Puerto Iguazú, Misiones, 6 de abril de 2012
Con la desaparición de los montes, se muere la cultura originaria. Una triste categoría de desaparecidos se suma a la trágica historia argentina. Los desaparecidos culturales…
Primer “Informe de la Situación”: Lobos y corderos
Tenemos que ser cuidadosos, compañero. Curiosamente, la selva que pisamos está llena de lobos disfrazados de corderos. Ambas especies no existían antes de que llegásemos los blancos a la vida de los mbya. Son especies exóticas. Y aunque la primera es más voraz, las dos son extrañas y destruyen la naturaleza originaria.
Nosotros, los que decidimos acompañar proyectos que van contra la dependencia, tenemos que ser buenos para que no nos confundan con los lobos, pero no “demasiado buenos” al punto de que nos devoren como a los ingenuos corderos. Hay mucha traición sembrada entre el pueblo indígena; sueldos y favores que provienen de quienes manipulan su organización interna, por diversas razones sobre las que siempre predomina la codicia de dinero y de dominación. Así es como se explica que en el último quinquenio se hayan duplicado las comunidades aborígenes en la provincia –de 50 a 100, por lo menos- y por lo tanto haya crecido la cantidad de caciques que se reparte el poder, a favor y en contra de organismos que han demostrado ser una máquina de oprimir más que una herramienta política para atender sus derechos y lograr un desarrollo responsable.
Lo curioso es que a estos personajes, más cercanos a un “Cortés” que a funcionarios de un gobierno democrático, se los suele escuchar hablar de derechos humanos. Y hasta de “liberación” se les ocurre hablar, atrevidamente. La realidad es que actúan en la clandestinidad, al igual que los grupos de tareas de la dictadura, con absoluta impunidad. A la trágica historia argentina, le suman una categoría más de desaparecidos, los desaparecidos culturales.
¿Cómo operan estos corteses modernos? Si un cacique no les sirve siembran discordia y conflictos desde afuera. Le restan apoyo con los planes o le quitan otros beneficios mediante un manejo discriminatorio que, a la corta o a la larga, dependiendo de la salud espiritual de la comunidad y de su resistencia a la desatención oficial y al atropello a sus derechos, termina debilitando el liderazgo genuino e instalando el clima propicio para “armar una asamblea” y reemplazar al desobediente por un nuevo acólito del poder de turno, otra víctima, pero calificada por el vínculo agravante de la traición (esto ha sido así, con matices de perversidad más o menos acentuada, en todos los gobiernos que he conocido desde que tengo uso de razón democrática).
Estos mecanismos se usan para dividir el reino y, por supuesto, para reinar. Pero esta claro que no reina el soberano indígena, sino el mismo usurpador -“con fuego en las manos y cubierto de metal”- que no acaba de desembarcar desde 1492.
Los responsables no dan la cara. Usan a una corte de traidores asalariados, que bajan la cabeza y obedecen por temor a perder las migajas que deja caer el patrón. Sin embargo ellos saben que ese presupuesto les pertenece y que debe ser destinado a atender –y satisfacer- sus derechos y no a profundizar su dependencia.
Hace mucho tiempo, cuando los mbya comenzaban a mostrar su creciente pobreza a la vera de los mismos caminos por los que se llevaban su yerba mate y maderas silvestres, Eva Perón decía que “donde existe una necesidad nace un derecho”. Sesenta años después el pequeño gran mundo indígena es un muestrario de necesidades y derechos vulnerados.
Incluso las estrategias de dominación evolucionaron. Han llegado en la actualidad a promover la división de los propios territorios indígenas, creando dentro de estas reducciones modernas que llaman “reservas” otros asentamientos, enfrentando a los líderes naturales entre sí, pagándoles incluso “una platita” –siempre monedas- para sostener la insurrección. El efecto de estas maniobras ladinas es demoledor; con el aumento de la densidad poblacional no solo provocan más hacinamiento; profundizan también la confusión y la impotencia de quienes lo están perdiendo todo y ahora, negándoles el derecho a más “tierras aptas y suficientes” y fragmentando las ya inaptas e insuficientes, están condenados a vivir en una selva degenerada, entre cuatro paredes de indiferencia. O a desaparecer como cultura.
Los verdaderos dueños de la tierra, debe saberse, no tienen ya donde caerse muertos.
Lastimosamente, esta manera de actuar no es exclusiva de los gobiernos. Existen diversas organizaciones que, consciente o inconscientemente; incluso diciéndose “en la otra vereda” de esta historia, son funcionales a esa opresión y colaboran con el sistema que parece haberse propuesto la eliminación de esta cultura primigenia. Lo hacen sosteniendo argumentos radicales insólitos, como por ejemplo que “a los hermanos indígenas se los debe dejar vivir en paz, como siempre vivieron”. Se olvidan que las “molestias” comenzaron hace 520 años y que el despojo no se detuvo jamás. E incluso ahora, mientras leemos estas líneas, hay selvas devastándose en la región guaraní.
Duele cuando estas organizaciones se miran al espejo y colocan en otras espaldas las responsabilidades. Cuando deberían trabajar todas juntas, si en realidad creen en la liberación, para vencer a este maldito brazo criminal de la historia.
Afortunadamente son muchos también los buenos políticos. Los que piensan en el bien común, como dice mi maestro don Joaquín. Esos sabrán entender que mis palabras no le comprenden. O, en todo caso, son apenas otro toque de alarma para los verdaderos demócratas le pongan fin a este saqueo.
No desespere compañero. Que como dice el Víctor: “quiero aclarar, que aunque el daño es grave bien pudiera ser, que podamos salvar todo el trigo joven, si actuamos con fe y celeridad”.
Éste es, che angIrû, mi primer ”informe de la situación”.
Y te agradezco chamigo que me ayudes a hacerlo visible.
Aguyjevete, Claudio
Puerto Iguazú, Misiones, 6 de abril de 2012
Claudio, autor del primer Informe de la realidad mbya en Misiones, al cual adherimos totalmente.
En las demas fotos se ven imagenes de distintas aldeas mbya de la provincia de Misiones, Argentina. Esperamos el segundo informe de Claudio!!
En las demas fotos se ven imagenes de distintas aldeas mbya de la provincia de Misiones, Argentina. Esperamos el segundo informe de Claudio!!
Aguyjevete!
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