ASOCIACION AMIGOS DE GUAPOY

ASOCIACION AMIGOS DE GUAPOY
La Aldea Guapoy, es una de las 116 aldeas mbya guaranies que existen hoy en la Provincia de Misiones, Argentina. Aguyjevete! es un Saludo Religioso Guaraní. Se levantan las manos hacia el cielo. Es un pedido de bienestar corporal y espiritual en Lengua Mbya Guaraní...

sábado, 24 de octubre de 2009

I Encuentro Latinoamericano de Derechos Humanos de los Pueblos Originarios: importante participar!



Inscribirse: infoacademicas@cpacf.org.ar

Gajat
Grupo de Apoyo Jurídico por el Acceso a la Tierra
Tel. 011 - 4373-6303/4
Talcahuano 256 2º Piso
C1013AAF - C.A.B.A.

En el marco de estas jornadas, y como un aporte a las mismas, hemos recibido un trabajo de Adriana Acosta Sosa, desde Corrientes, la cual tambien sera publicada en la web de los organizadores.
Aguyjevete!

HABLANDO DE DERECHOS INDÍGENAS, LOS ARGENTINOS...¿NOS PREGUNTAMOS DE DÓNDE VENIMOS?
Adriana Acosta Sosa
adriacostasosa@yahoo.com.ar
Los jóvenes argentinos entre 25 y 30 años, cada vez más nos acostumbramos a no dejar de sentir cierto escalofrío cuando escuchamos en las noticias, que las Abuelas de Plaza de Mayo recuperan un nieto secuestrado o nacido en cautiverio, o que las Madres de la Plaza han sabido de algún hijo “aparecido” en España.
Muchos de los nietos encontraron su verdadero origen gracias a que tuvieron la
valentía suficiente de preguntarse... ¿De dónde vengo? ¿Cómo llegué realmente
aquí? ¿Dónde pertenezco?, puesto que sostienen algunos historiadores y filósofos
que para comprender nuestro camino y sentirnos completos en la meta, primero
debemos saber de dónde venimos.
Por la desgraciada historia contemporánea de nuestro país, a esa pregunta la
dejamos trunca en 30 o 60 años atrás, con saber eso nos conformamos y somos
más que felices; pero el historiador uruguayo Romero Rodríguez nos invita en un
artículo de la BBC NEWS del 20 de marzo de este año, a indagar un poco más
allá diciendo que “Muchos de nuestros adolescentes y jóvenes no saben que sus
raíces están ubicadas en un continente que dio origen al género humano”, con esa
premisa comencé a hacer preguntas y llegué a la noticia de que yo misma soy de
ascendencia afro-indígena-paraguaya de parte de mi padre, develando todo un
mundo de historias funestas que nos avergüenza reconocer y enfrentar.
Seguramente como yo, muchos se sorprenderían de saber que son descendientes
de mensúes indígenas y esclavos africanos libertos, ya que la mayoría orgullosa
pregona su ascendencia europea. Esto a algunos nos demuestra que la filosofía
de la Civilización y Barbarie del siglo XIX sigue enquistada en nuestro ser, ya que
nos agravia lo negro, nos abochorna lo indio y en nuestro inconsciente colectivo
deseamos no tener relación con ellos.
Para muchos la blancura de la piel continúa marcando un estrato social diferente,
pues en muchas haciendas o zafras, un hombre indígena cobra hasta cinco veces
menos que su compañero criollo, o no cobra, de por sí obviamente las mujeres y
niños que trabajan acompañando a sus esposos ya ni cobran. La mujer en el
campo siempre se vio en el rol de asistente o ayudante del hombre, al igual que
sus niños. En ella la discriminación es doble, en sentido sexista y racista,
relegándola en las haciendas a trabajos domésticos siendo vulnerable siempre a
ser objeto de abusos sexuales, la mayoría de las mujeres aborígenes en estas
condiciones trabajan prácticamente las 24 horas, levantándose antes que todos
para preparar las faenas del día, y acostándose después que todos, para ver que
todo esté en orden, a cambio solo de alimento, vestido y algún pan de jabón, como
si ella fuera parte del mobiliario.
Si se habla con algún hacendado o capataz (patrón) afirman hasta con orgullo que
cuando compraron las tierras se encontraron con un chocerío en ellas, y como en
el tiempo de la gleba, suponen que la aldea indígena es como un bonus extra que
adquieren al comprar la propiedad, una propiedad que no se tuvo que poner en
venta nunca, ya que es patrimonio histórico-cultural indígena y deja en relieve la
absoluta omisión del Estado en estos asuntos. Así pues los nuevos propietarios se
creen con derechos sobre sus trabajadores comprados, dando alardes de
generosidad exclamando que permitieron que se quedaran en ese lugar pero solo
a cambio, claro está, de trabajo. Y que para resguardarlos les pagarán en especie,
con ropa, comida y el derecho a quedarse allí, protegiéndolos de que incurran en
vicios como el alcoholismo u otros nocivos para la salud, o de que los engañen y
les roben. Les cobran con trabajo y sangre por el derecho de permanecer en
tierras que ancestralmente son suyos.
La discriminación reinante en nuestra sociedad “civilizada”, está marcada a fuego
y es una de las causas del pisoteo de derechos de generaciones enteras, es una
de las causas de la trata de personas y el trabajo forzoso de indígenas en Brasil,
Perú, Bolivia, Paraguay y Argentina.
¿En qué momento dejamos todos los hombres de ser iguales para pasar uno a ser
superior y más poderoso que el otro? Afirma Rousseau que hay más diferencias
entre dos hombres que entre un hombre y una bestia. “Cuando el hombre empezó a
mirar a sus pares y querer ser mirado él mismo y la estimación pública tuvo un
precio. El que mejor cantaba o bailaba, el más hermoso, el más fuerte, el más
diestro o elocuente fue el más considerado, y éste fue el primer paso hacia la
desigualdad entre los hombres”. “Mientras los hombres se contentaron con sus
rústicas cabañas, mientras se limitaron a tener vidas simples, alimentados y
vestidos por lo que la naturaleza les proveía, mientras sólo se aplicaron a trabajos
que uno solo podía hacer y a las artes que no requerían el concurso de varias
manos, vivieron libres, sanos, buenos y felices en la medida en que podían serlo
por su naturaleza; y siguieron disfrutando de las dulzuras de un trato
independiente. Pero desde el instante en que un hombre tuvo necesidad de la
ayuda de otro; desde que se advirtió que era útil a uno solo poseer provisiones por
dos, la igualdad desapareció, se introdujo la propiedad, el trabajo fue necesario y
los bosques inmensos se trocaron en campiñas que fue necesario regar con el
sudor de los hombres y en las cuales se vio bien pronto germinar y crecer con las
cosechas la esclavitud y la miseria humana.” Así el hombre vio la ventaja de hacer
dinero con otros más débiles, como cuando en 1498 Cristóbal Colón se encontró
en el aprieto de responder a la corona católica de España pero ya no tenía como,
no había oro suficiente en las islas, pero vio oro de otro color de otra textura; oro
líquido del color de la sangre. Comenzó a exportar indígenas como esclavos a
Europa, causando una gran conmoción, pues estas nuevas criaturas de cabezas
emplumadas y lampiñas no eran católicos y no tenían alma. La excusa perfecta
para entrar a África a la cacería de esclavos negros para traer a América, pues en
menos de un siglo al menos un tercio de la población autóctona total de nuestro
continente había sido exterminada, se necesitaba sangre nueva y fuerte, el cuerpo
de indio no resistía los duros embates del trabajo forzado. De todas formas la trata
de personas ya había sido establecida antes de la llegada de los europeos a las
islas del Caribe, se cree que la venta de jóvenes africanos a Portugal, España e
Italia estaba en boga en esos días, países enteros sufrieron siendo “víctimas de la
moda”.
Las correrías y el sistema de encomiendas continuaron masacrando al pueblo
originario de nuestro continente en haciendas, zafras y minas.
Parecería que esto fuera historia antigua pero no es así. El trabajo forzoso, trata y
esclavitud de indígenas en Sudamérica sigue siendo una realidad que hay que
sacar a la luz y combatir, <... Hemos guardado un silencio bastante parecido a la
estupidez... > (Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz,
16 de julio de 1809) Expresa con esta cita Eduardo Galeano en Las Venas
Abiertas de América Latina un profundo sentimiento parecido al desasosiego, a la
impotencia de ver como se degrada toda una sociedad entera, y más allá...
Como en vez de avanzar, retrocedemos una y otra vez sobre nuestros nefastos
pasos, y como los hombres y mujeres de bien que supuestamente somos,
deberíamos pedir perdón. Aunque para muchos esa palabra no significa nada.
Deberíamos decir “lo siento”, siento lo que sucede a nuestro alrededor, y conforme
a esto no puedo no hacer nada. Es difícil sentir como propios los errores ajenos,
más aun si no son de nuestros tiempos, pero no es cuestión de martirizarse es
cuestión de sentir el sufrimiento, hacerse carne del de al lado y agregar un grano
en la tormenta de arena de la revolución que se levantará para dejar atrás estos
actos inhumanos, que sirven para que muchos que están arriba sigan
manteniendo su lugar.
Tenemos como regla general callar y cerrar ojos y oídos con tal de tener
oleoductos para hacernos nuestro café de la mañana, toneladas de papel para
panfletos o hermosos muebles de caoba, quebracho y algarrobo.
Según la O.I.T. Son más de 5.000 las poblaciones indígenas estimadas a escala
mundial, la mayoría de ellas se encuentran desprotegidas y en riesgo de extinción,
muchas con ningún contacto o muy reciente contacto con el “hombre blanco”. Se
encuentran relegadas a la marginación y el olvido, fueron muchas desarraigadas
de sus tierras ancestrales, gracias al resultado final de políticas gubernamentales
totalmente discriminatorias, distintos conflictos armados e intereses económicos
privados.
Al despojar a las poblaciones indígenas de sus recursos de vida tradicionales,
deben pasar por un duro proceso de adaptación a un monstruo capitalista de
metrópolis cada vez más grandes y vertiginosos, y un sistema económico de
créditos que se devora todo a su paso. El analfabetismo, la pobreza extrema, las
enfermedades y el poco contacto con personas de otras razas los hace
vulnerables a la violencia y explotación.
La discriminación es la puerta del olvido, que permite que muchos se crean
superiores, tanto así que al decir que la explotación y hasta venta de niños
indígenas es un comercio, no sorprende ni indigna lo demasiado como para que
las autoridades o cualquiera hagan algo.
Muchas comunidades indígenas (con nulo contacto con la codicia del hombre y su
capitalismo globalizado, que tiene como regla general pisotear la vida en pos de
“su” progreso) se ven acorraladas por la tala indiscriminada de los bosques y
selvas vírgenes, o la invasión de ganaderos en toda Suramérica, instalando
grandes haciendas y grandes campos con plantaciones de azúcar, yerba mate,
cafetales en menor grado, procesadoras de sisal etc., dónde sin poder recurrir a
ayuda alguna deben arrinconarse a un lado de estas extensiones con solo la
última alternativa de trabajar en ellas para poder sobrevivir. Otras comunidades
como en México y en Colombia terminan recurriendo a las guerrillas por rotección,
declarándole la guerra a sus gobiernos ya que son los mismos Estados los que los
obligan a padecer penurias al no respetar sus derechos humanos fundamentales,
como el de la salud, trabajo digno, el respeto de sus derechos culturales, etc.
Esto no debería suceder así, pareciera que más violencia fuera la respuesta a la
violencia pero según la organización mexicana Resistencia Creativa que está
dando grandes saltos para prevenir estos hechos “Resistir no es aguantar, resistir
es luchar, pero no con las armas estúpidas de la propiedad privada, ni con
dogmas ni con violencia”, yo agregaría que la lucha debe hacerse desde adentro,
con conciencia y amor al prójimo, tratemos de evitar “La ley del Silencio” donde no
me meto para que no se metan con migo.
¿A qué nos referimos con trabajo forzoso? Según un profundo estudio realizado
por los antropólogos Eduardo Bedoya y su hijo Álvaro Bedoya Silva Santiesteban
para la O.I.T., el trabajo forzoso de una persona tiene elementos comunes a las
prácticas análogas a la esclavitud, donde un individuo o grupo colectivo se ve
obligado bajo algún tipo de amenaza a trabajar para otros. La servidumbre por
deudas es la situación más representativa de este caso.
En el período de la segunda guerra mundial y algunas décadas después, el trabajo
forzoso impuesto por el Estado o por fuerzas militares era una práctica difícil de
combatir, es mundialmente conocido los atropellos sufridos en este sentido por el
pueblo judío... pero hoy en día estas prácticas continúan y muchos no son
conscientes de eso. Los sectores más tradicionales sobre los que se observa el
trabajo forzoso obligatorio de indígenas es el agrícola (azúcar), el ganadero
(estancias), maderero (recolección y tala de árboles en Amazonia), minero (menor
grado), industrial (textil y embalaje de productos alimenticios), impuesto por
fuerzas estatales o militares, criadazgo (explotación infantil), doméstico y sexual.
Uno creería que el trabajo forzoso sexual representaría el más alto porcentaje
sobre el total de los casos, pero sólo representa entre un 11 y un 15% el trabajo
forzoso agrario y ganadero representan más del 60% de los casos, siendo los
hombres jóvenes y adolescentes las víctimas más cotizadas.
Entre las formas más modernas de explotación la dirigida a zonas transfronterizas
sobre inmigrantes indocumentados es la más preocupante, la realización forzada
de horas extras bajo amenazas de despido, en condiciones de insalubridad y
bajos salarios son un flagelo común muy poco denunciado. Mendicidad obligatoria
y narcotráfico; están relacionadas al crimen organizado y asociaciones ilícitas que
aprovechan las tendencias migratorias, falta de documentación personal y
analfabetismo; violencia familiar, deserción de niños de sus hogares y pobreza
extrema, para llevar a cabo sus planes y obtener sus ganancias.
El trabajo forzado es aquél obligatorio exigido bajo amenaza de pena, que en
muchos casos puede ser la muerte propia o de un familiar directo, violencia física,
penas económicas como la exigencia del pago de una deuda o despidos;
denuncia en caso de ilegalidad y deportación en caso de inmigrantes. En un
menor porcentaje amenazan a indígenas con penas sobrenaturales,
aprovechándose de sus creencias culturales. En algunos casos existe privación de
libertad y abusos sexuales, esto constituye un legado de colonialismo que está
intrínsecamente relacionado con la discriminación de grupos sociales vulnerables.
La metodología del reclutamiento engañoso de trabajadores es muy simple en
realidad, grandes empresas multinacionales muchas dueñas de innumerables
extensiónes de campo, sobre todo las alejadas y de difícil acceso, consiguen
primero la “HABILITACIÓN” para trabajar en el área, que se consigue en
ocasiones mediante documentos falsos legalizados por funcionarios de
instituciones de control corruptos, así con la compra de tierras protegidas se
consigue la famosa habilitación para el posterior “ENGANCHE”. Las empresas
quedan alejadas de los negocios sucios pues nunca aparecen representantes en
el lugar para ver cómo anda el negocio, como mucho tal vez lo sobrevuelen cada
tanto en avionetas, ese trabajo se lo dejan al “CONTRATISTA”, persona muy bien
pagada para administrar el lugar. Al contratista se le paga por adelantado un total
del dinero a utilizar cada 6 meses o hasta un año en la administración de la
hacienda o zafra. Si se trata de un negocio dedicado a la agricultura o empresa
maderera se cierra el contrato con tanta cantidad de toneladas al mes de
producción obtenida, por ejemplo 500 toneladas de caoba extraído de la Amazonia
peruana, sin importarle a la empresa cuantos trabajadores utilizarán para llegar a
tal fin, o que metodología dejando un vacío en el contrato que libera a la empresa
de toda responsabilidad. Es el contratista encargado, administrador, capataz o
patrón quien tiene total libertad de elegir donde se va a reclutar a quienes van a
ser los trabajadores. Este a su vez subcontrata a la persona que va a realizar el
“ENGANCHE” de los trabajadores a través de varios medios de apariencia legal.
El subcontratista también conocido como gato, o negrero es alguien que tiene
confianza con el grupo social víctima del engaño por el cual son llevados a
trabajar, generalmente se trata de algún puntero político, miembro de alguna
iglesia o alguien que goza de la confianza de la aldea por relaciones de
compadrazgo o matrimonio, vendiendo a los inocentes por una bolsa con dinero.
Así se introducen en el pueblo o aldea indígena con dinero adelantado, ercadería
y ropa convenciendo a los hombres jóvenes y fuertes que podrán tener un buen
salario a cambio de trabajo duro y podrán con su trabajo reponer el dinero
adelantado que se les deja a los ancianos y el resto de su familia. También les
garantizan que pueden llevar con ellos a su mujer e hijos para no tener que
extrañarlos, los meten en la boca del lobo aprovechándose de su credulidad y
pobreza, les prometen que van a poder escapar de la miseria al poco tiempo y
caen en la trampa. Muchas veces los llevan primero a un campamento o
“BARRACA” donde deben esperar ahí semanas enteras, sin comodidades ni
suministros de ningún tipo, ni siquiera para cubrir sus necesidades más básicas
pero el truco está en que el patrón tiene dentro de la barraca una pulpería donde
les vende esos productos a precios elevadísimos, abusándose de que desconocen
los verdaderos precios de las cosas en el mercado, quitándoles poco a poco el
dinero adelantado que les habían dado al principio y haciéndoles creer que tienen
una gran deuda por mantenerlos.
Trabajan en estas condiciones hasta años y algunos toda la vida, de sol a sol,
obligados a volver en cada época de cosecha a trabajar gratis para lo que creen
deben saldar una deuda. Los menos afortunados nunca dejan los campos y son
vigilados por hombres armados que impiden que huyan, castigándoles con azotes
y hasta matando a los hijos enfrente de todos si es que intentan escapar, para
atemorizar a los demás y no sigan el mal ejemplo.
Según los estudios de la O.I.T. en Bolivia el sector más desprotegido es el del
Chaco boliviano, habitado por comunidades como la Aymará, Guaraní y otras
donde los reclutan en sus aldeas de origen con los engaños del gato o
subcontratista que los conoce y hace que confíen en él. Les mienten con
promesas de salarios mensuales para luego hacerles creer que tienen una gran
deuda llevándose a pueblos enteros a vivir en sistemas de semifeudalidad para la
cosecha de castañas, maní y estancias ganaderas. A veces entran por la noche a
secuestrar directamente a familias completas y los obligan a llamar “PAPI” al
encargado o administrador. Muchas de las veces les cambian el nombre guaraní
por uno en español con el apellido del patrón amenazándolos con castigos
corporales si desobedecen o no responden a su nuevo nombre. Se encuentra
cada tanto en estas poblaciones que más de diez niños no relacionados
parentalmente son todos López.
En la Amazonia peruana el subcontratista relacionado con la aldea nativa entra a
la selva a convencerlos de que acepten un adelanto de dinero, alimentos, ropa y
otros productos para que entreguen a cambio una cantidad determinada de
madera cada semana. Aprovechándose de su falta de conocimiento de números y
peso, les hacen creer que la madera que ellos entregan no pesa lo suficiente o no
es madera buena, con lo que nunca pueden completar su cuota endeudándose
cada vez más. Les ofrecen como alternativa a veces que convenzan a otras
poblaciones para poder ser liberados, con lo que se crea una cadena como en la
época del caucho. Tanto así que la directora de la CONAMURI (coordinadora
nacional de mujeres rurales e indígenas) denunció en varias oportunidades que a
mujeres jóvenes indígenas las inyectaban y les daban pastillas sin decirles que
era, supuestamente se trata de grupos con la bandera estadounidense, instalados
en algunas poblaciones específicas, brindando ayuda humanitaria. Muchas de
ellas sufrieron dolores y hemorragias, se está ahora investigando de qué se trata
esa ayuda humanitaria estadounidense, que quiere hacer en Latinoamérica como
hizo en África con sus investigaciones sobre drogas contra el cáncer y el SIDA,
matando miles de mujeres.
En Brasil la situación es absolutamente espeluznante, la guerra contra la sclavitud
del indígena en campos madereros y barracas no tiene tregua. El hecho de que
haya poblaciones ocultas que nunca tuvieron contacto con los centros urbanos
facilita su secuestro, y son llevados a lugares clandestinos de muy difícil acceso
en el Amazonas en donde son retenidos por guardias armados. Ese fue el caso de
Guilherme Pedro Neto, hoy dirigente sindical de trabajadores aborígenes que fue
engañado en su barrio siendo veinteañero, donde se aprovecharon de su pobreza
extrema y viéndolo fuerte el enganchador le ofreció un buen salario para ayudar a
su familia. Lo obligaron a trabajar sin descanso viendo como violaban mujeres y
castigaban niños, le cobraban por el alojamiento y la poca mala comida que
consumía endeudándose cada vez más, al darse cuenta del engaño trató de
escapar junto a otros pero los asesinos a sueldo estando muy bien entrenados los
llevaron de vuelta para azotarlos enfrente de todos.
Personas como Gilherme son invisibles, pues no tienen un documento de
identidad oficial y están imposibilitados de hacer cualquier tipo de denuncia porque
están en lugares muy alejados y son analfabetos. En el Paraguay se aprovechan
de comunidades agrícolas expulsadas de sus tierras originarias y viven en zonas
áridas aledañas a haciendas o yerbatales. Los engañan con el mismo sistema de
enganche y servidumbre por deudas llevándolos a trabajar a lugares remotos. En
el Departamento de Guairá hoy vive Lela, una hermosa madre que cuenta con el
apoyo de su amorosa familia, ella tiene la desgracia de pertenecer a una población
étnica ya desaparecida. En los años 60’ con el apoyo de Stroessner se dio lugar a
la invasión de aldeas ocultas en los bosques del límite con Brasil, a asesinos
brasileros pagados por empresas de gran capital que ayudaron a promover la
civilización del Paraguay y el exterminio de esos grupos de salvajes que impedían
el crecimiento económico del país, así es que se levantaron yerbatales y
plantaciones de soja sobre tierra teñida de rojo. Los que sobrevivieron la matanza
fueron vendidos los niños mayores como trabajadores, las mujeres y niñas a
prostíbulos. Algunos bebés como Lela tuvieron la suerte de ser comprados por
personas de bien que fueron capaces de vender todo para evitar su mal destino.
En la Argentina se documentaron algunos casos de explotación infantil en
yerbatales, aunque son los menos, se encuentran aún en la Provincia de Misiones,
donde las grandes familias se ven obligadas a la recolección de la hoja de la yerba
mate para no morir de hambre.
En el Chaco paraguayo Juana trabajó 10 años en una estancia ganadera muy
alejada de las zonas urbanas, realizando los quehaceres domésticos para el
dueño y para los 40 trabajadores. Fue enganchada de una comunidad indígena y
trabajaba desde las 2 de la mañana hasta las 5 de la tarde todos los días por lo
que ganaba unos 4.000 Gs. menos de 80 centavos de dólar por mes, y le pagaban
cada tres meses, además, tenía que saldar la deuda en el almacén de la estancia
donde compraba los productos de necesidad básica, quedándose siempre en
deuda. Por más que no estaba vigilada y tenía libertad de movimiento, no podía
irse, ya que no tenía ningún día libre y nadie quien pudiera reemplazarla. El pueblo
más cercano estaba a 15km, si quería irse debía hacerlo caminando. En otro
ámbito, Lourde Resquín trabajaba como enfermera y vivía en Colonia
Independencia. Departamento de Guairá. En marzo de 2004, a ella y a otra mujer
de la comunidad les fue ofrecido trabajo en un supermercado en España, donde
ella iba a ganar 10 veces más que lo que ganaba como enfermera en Paraguay.
Les prestaron dinero para los gastos del viaje, y llegaron a Madrid el 31 de marzo
de 2004. Sin embargo, de allí fueron llevadas a la provincia de Cuenca, y forzadas
a trabajar como prostitutas. Lourde logró escaparse después de 15 días y
denunció el caso a la policía el 29 de abril, tras retornar a Paraguay. El caso fue a
juicio el 14 de diciembre de 2004, y dos de los acusados fueron encontrados
culpables del delito de trata, y sentenciados a 6 años de prisión. Sin embargo,
apelaron la sentencia y fueron dejados en libertad el 13 de mayo de 2005,
alegando que la Corte no tenía jurisdicción para juzgar el caso debido a que el
crimen había sido cometido en
España, decisión que contradice el Protocolo de la Trata que Paraguay ha
ratificado. La Corte Suprema finalmente anuló esta decisión el 24 de noviembre de
2005, pero para entonces Lourde había dejado el país, debido a las amenazas
recibidas por ella y su familia durante el transcurso del proceso judicial. Ahora
Lourde vive en Suiza.
En Paraguay y algunas provincias argentinas también se usa el sistema de
criadazgo, donde el niño de familia pobre es entregado a otra, generalmente
parientes, para que tenga un futuro mejor. Pero ya en la nueva casa el pequeño
debe realizar todo tipo de trabajo doméstico a cambio de su alojamiento y
educación, dejándolo sin tiempo de jugar que es lo que debe hacer un niño. El
sistema de criadazgo no está mal visto por la sociedad, al contrario, se ve como
una bendición para el niño pobre y se supone lógico que trabaje en la casa y
ayude en los quehaceres domésticos, solo que muchas veces los niños tienen
tanto trabajo que apenas tienen tiempo para estudiar, convirtiéndose este sistema
en trabajo forzoso.
La única diferencia entre ser víctima de trabajo forzoso y la esclavitud, es que en
la segunda, la persona es tratada como propiedad privada, es comprada con un
precio sobre la cabeza según la raza, el sexo, la edad y aspecto físico, es
sometida a violencia y abusos sexuales. La diferencia es solo teórica, en la
práctica el trato hacia la víctima es muchas veces el mismo sólo que en el trabajo
forzoso la víctima ingresa voluntariamente, engañada pero voluntariamente y es
libre de irse al saldar la deuda. En la esclavitud la persona es propiedad de quien
la compra y es raptado para tal fin. La trata de personas es en el mundo el tercer
negocio ilegal en cuanto a ingresos, después de tráfico de armas y narcotráfico,
muchas veces los tres negocios ilegales están relacionados, pues en Brasil se
vieron casos de la compra de niños y adolescentes para campos madereros
donde el fin era el lavado de dinero del narcotráfico.
La respuesta está en comenzar nosotros mismos a buscar en nuestros corazones
tolerancia y erradicar la discriminación, fuente de estos males. Son los gobiernos
discriminadores con sus políticas progresistas las que acorralan a sectores de la
sociedad convirtiéndolas en marginadas y vulnerables a estos tipos de
explotación. Los gobiernos estatales deben brindarles ayuda económica y de
salud a estas comunidades para que no pierdan sus derechos culturales, y puedan
mantenerse de manera tradicional. El trabajo forzoso debe ser debidamente
tipificado como delito grave, tal como se establece en los Convenios de la O.I.T.
con relación a estos temas. El hecho de exigir ilegalmente trabajo forzoso u
obligatorio debe ser objeto de sanciones penales. Aunque en casi todo el mundo
el trabajo forzoso se reconoce como delito grave, prácticamente
no se registran acciones en la justicia, ya que es muy difícil denunciar cuando la
víctima le teme a las autoridades, es analfabeta, casi ni habla castellano y además
de ser indocumentada se encuentra atrapada a kilómetros de distancia de la
localidad más cercana, donde seguramente el funcionario que reciba la denuncia
lo ignorará informándole al enganchador que uno de sus trabajadores está
causando alboroto.
Se debe sancionar a los autores de estos delitos con todo el peso de la ley y
asistir a las víctimas mediante la legislación, con programas afines y facilitarles
rehabilitación apropiada tanto física como psicológica, además de brindarle un
trabajo digno. “¿No soy acaso un hermano y un ser humano?” Así decía la
medalla de metal usada en la campaña para abolir la esclavitud en el Imperio
Británico. A 200 años este mensaje debería estar más vigente que nunca para que
la esclavitud sea realmente cosa del pasado.
Adriana Acosta Sosa
BIBLIOGRAFÍA – FUENTE
• www.oit.org.pe
• “ENGANCHE Y SERVIDUMBRE POR DEUDAS EN BOLIVIA” programa de
acción especial para combatir el trabajo forzoso. 2004 O.I.T. Eduardo Bedoya –
Álvaro Bedoya Silva Santiesteban
• “EL TRABAJO FORZOSO EN LA EXTRACCIÓN DE LA MADERA EN LA
AMAZONIA PERUANA” programa de acción especial para combatir el trabajo
forzoso. 2005 O.I.T. Eduardo Bedoya – Álvaro Bedoya Silva Santiesteban
• “FORMAS CONTEMPORÁNEAS DE ESCLAVITUD EN PARAGUAY” Mike
Kaye – Anti slavery International 2006.
• “ALIANZA GLOBAL CONTRA EL TRABAJO FORZOSO” – situaciones de
trabajo forzoso en Perú, Bolivia y Paraguay. O.I.T.
• “UNA ALIANZA GLOBAL CONTRA EL TRABAJO FORZOSO” Informe global
con arreglo al seguimiento de la Declaración de la OIT relativa a los principios y
derechos fundamentales en el trabajo. CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL
TRABAJO. 93. a reunión, 2005. INFORME DEL DIRECTOR GENERAL
• “AMÉRICA NO FUE DESCUBIERTA” Nuevo mundo, mundo nuevo. Arturo
Uslar Pietri; selección y prólogo José Ramón Medina; cronología y bibliografía
ensayística Horacio Jorge Becco.
• “LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA” Eduardo Galeano.
• “DISCURSO SOBRE EL ORIGEN Y LOS FUNDAMENTOS DE LA
DESIGUALDAD ENTRE LOS HOMBRES” (Discours sur l'origine et les
fondements de l'inégalité parmi les hommes) J.J. Rosseau
• http://www.elmundo.es/elmundo/2005/08/09/solidaridad/
1123586645.htmlhttp://www.ilo.org/global/About_the_ILO/
Media_and_public_information/Feature_stories/lang--es/WCMS_075256/
index.htmhttp://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/2007/esclavitud/default.stm
http://news.bbc.co.uk/go/em/fr/-/hi/spanish/specials/2007/esclavitud/newsid_6451000/
6451373.stm

No hay comentarios: